Amanecimos temprano en nuestra habitación y recogimos todo para hacer el Check out y que me pudiese hacer fotos con los dos caniches, (peluchitos). Cogimos un tren con destino Prato para coger otro allí que nos llevaría hasta Florencia. Al llegar a la ciudad no tuvimos que andar mucho porque nuestro albergue estaba cerca. Nada mas llegar el primer susto, porque el numero que marcaba el mapa era un cierre de una tienda medio abandonada. Suerte que una chica que trabajaba en la tienda de en frente nos dijo que había una nueva numeración. Así que hasta la otra punta de la calle. Lo primero que disfrutamos de nuestro nuevo hotel fueron los tres pisos (que parecían nueve) que tuvimos que subir andando cargados con las maletas y mochilas. Al llegar nos atendió una señora adorable que en el recibidor tenía velas, santos y todo para atraer la suerte a su equipo de fútbol, la Fiore. Hasta la alfombrilla del recibidor era un campo de fútbol. Nos llevo hasta nuestra habitación, con baño sin ventilación. Y que cuando encendías la luz se encendía un ventiladorcito que sonaba como un reactor nuclear. Así que como no queríamos estar mucho tiempo dentro de la habitación nos fuimos a pasear por la ciudad e ir explorando un poco. Además teníamos que buscar como locos españoles que viviesen allí para que nos dijesen donde podíamos ver el partido en condiciones. No tardamos mucho en dar con un grupo que nos hablo de una playa donde ponían una pantalla gigante. Así que, aunque quedaban cuatro horas, nos encaminamos a ver si encontrábamos el sitio y al menos algún súper mercado para comprar algo de beber. De camino pasamos por el Duomo, la piazza de la signoria, el puente Vechio, en el que esta prohibido atar candados bajo multa de 275€ y con vigilancia, y llegamos a la supuesta gigante que esta en la supuesta playa de Florencia. La pantalla era grande, pero ni comparación con las del Bernabeu. Asi que intentamos ir al Hyundai park que Almudena Margarita nos habia dicho que habia en lo alto de San Miguelo, asi que por ver que tal estaba subi yo solito corriendo, porque Raquel estaba un poco cansada y por si no habia nada se quedo abajo. Así que me subí la cuesta infernal de San Miguelo para ver unas vistas espectaculares de Florencia y busque la zona esa pero tururu, la gente me dijo que pese a que había subido hasta arriba tenía que hacer otros dos kilómetros hasta la zona así que ni llegue a la zona esa. Baje corriendo y sudando como nunca en mi vida hasta la parte de abajo y decidimos ir al kiosko de al lado de la playa. Allí encontramos a unos gaditanos tan perdidos como Raquel y yo que les habían indicado lo mismo que a nosotros y a los que les estaban clavando 4€ por una caña de cerveza. Aparecio un matrimonio con una botella de medio litro de cerveza que les había costado un euro así que, antes de que cometiésemos nosotros también la atrocidad nos dijeron donde lo habían comprado y el chino se lleno de españoles. Con la bebida comprada nos bajamos a la playa a coger sitio. Un punto con respecto a la playa, Nadie se baña, evidentemente puesto que el rio Arno no esta precisamente limpio pero si que se tuestan al sol y de duchan, se tuestan al sol y se duchan y así una y otra vez. Así que esperamos allí tres horas y pico a que empezase el partido, ya éramos doce españoles y pensábamos que esos eran los que iban a ser. Pero el dueño del kiosko nos dijo que en la semi se lleno con unos dos mil españoles... Evidentemente no le creímos mucho pero el tema es que empezó a llegar gente y a falta de media hora Raquel decidió que Sergio tenía que ir a buscar algún sitio para comprar tampones. Así que la escena se convirtió en Raquel esperando agobiada porque no dejaba de aparecer gente y Sergio corriendo por toda la ciudad intentando saber como cojones se dice, quiero una caja de tampones en italiano. Por fin los encontré y gracias a Dios era un selfservice. Por el camino indique a varios grupos donde estaba lo de la pantalla y donde comprar cerveza cerca con lo que me gane el aprecio de unos mejicanos que iban con España. Cuando llegue ya empezaba a haber mucha gente allí dentro así que nos cambiamos de sitio para acercarnos mas a la pantalla. Porque Raquel tiene una vista de lince pero yo no... Ya éramos como 60 o 70 españoles y cuando pusieron El previo del partido y nos dimos la vuelta a ver no quedaba ni un hueco, hasta la valla que daba a la bajada de la playa estaba colapsada. Habría como dos mil personas y holandeses como muchísimo un grupo de veinte o treinta. Así que empezó el partido los primeros 45 minutos de sufrimiento demostraron que el partido si Holanda ganaba, seria a fuerza de golpes y no de fútbol. Los mejicanos no dejaban de gritar "culeros" a los holandeses cada vez que había una falta. Y vuelta a la segunda parte, cada vez peor y con mas nervios y en el minuto 116 GOOOOOOOL, lloré, y como lloré. En cuanto termino el partido corriendo como el viento a abrazar a los gaditanos. Los españoles iban dando besos a las italianas que iban paseando por la calle y toreando a los coches, nos fuimos a celebrarlo a la Neptuno y a la puerta de la Salute. No fue como en Madrid pero también fue especial. Todo el mundo llamando a casa, las líneas completamente colapsadas y todo el mundo gritando Forza Spagna y Somos Campioni del Mundo.
Yo también lloré :)
ResponderEliminarjajajajaa envidia sana pero por una fracción de segundos metido en la fuente de la plaza de sol me sentí español jajajajaja
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